miércoles, 9 de febrero de 2011

El GENERAL JEFTÉ


Presentado por el Q.·.H.·. Manuel Espinoza Cruz
Vall.·. de Tacna 03 Febrero del 2011 E.·.V.·.


Introducción


El General Jefté fue un Juez, cuyo origen fue controversial en su pueblo israelí. Indudablemente, destacó por su capacidad en el arte de la guerra, especialmente contra los amonitas y, en su gran fe y temor a Dios. Asimismo, tuvo que combatir contra los efraimitas, a quienes, igualmente, los derrotó, aniquilándolos en los vados del Jordán. Cuando aquellos se fugaban derrotados, les inquirió por una palabra difícil de pronunciar para ellos. Al no recibir respuesta pronunciada correctamente, los identificó y de inmediato los degolló. Finalmente, Jefté es recordado por una imprudencia, al sacrificar a su única hija por un exceso equivocado de súplica. Pero, es mencionado también en la Biblia junto a otros hombres en quienes Dios confió su fidelidad para con su pueblo y es recordado también por su inmensa fidelidad.

Jefté y los Amonitas


Jefté, fue uno de los principales Jueces de Israel, galaadita de nacimiento. Siendo hijo ilegítimo fue expulsado de su tierra, viviendo como jefe de una banda de otros expulsados. El hecho de que más tarde fue llamado a ser un líder guerrero de las tribus de Transjordania demuestra que había ganado fama en asuntos militares.
Cuando los amonitas invadieron el territorio israelita, lo ocuparon y oprimieron a sus habitantes por muchos años, Jefté fue llamado como juez y general sobre ellos para que los liberaran de los amonitas. Invitó a los efraimitas para ayudarle, pero no obtuvo respuesta. Intentó negociar con los amonitas para inducirles a terminar su ocupación ilegal del territorio israelita. Sus esfuerzos fracasaron; de modo que comenzó la acción militar que concluyó con la derrota de los amonitas y la recuperación de las regiones sometidas.

Jefté y los Efraimitas

Paralelamente, lJue 3,10
Jue 6,34
1Sam 10,6
os hombres de Efraín se juntaron, atravesaron el Jordán y amenazaron contra la vida de Jefté, quien los derrotó tras cruento combate. Los hombres de Galaad aplastaron a los de Efraín. Al término del combate, Galaad se apoderó de los vados del Jordán por donde se pasa a Efraín, y cuando los fugitivos de Efraín decían: «Quiero atravesar», los hombres de Galaad le decían: «¿Eres de Efraín?» Si respondían: «No», entonces le decían: «¡Di Ch.!» y si pronunciaba «S.» (porque no podían pronunciar correctamente) lo tomaban y lo degollaban en ese mismo vado. Cuarenta y dos mil hombres de Efraín fueron muertos ese día.

Jefté y la Fidelidad

Antes de la batalla contra los amonitas, imprudentemente había hecho un voto de que si obtenía la victoria ofrecería como holocausto al Señor el primer miembro de su clan que saliera a recibirlo. Al volver victorioso a su casa en Mispá, se entristeció mucho cuando le salió al encuentro su única hija. De acuerdo con la narración, "hizo de ella conforme al voto que había hecho", siendo virgen todavía, pues no había conocido varón. Desde entonces, es costumbre en Israel que cada año las jóvenes salgan a lamentarse por la hija de Jefté de Galaad.
Asimismo, en otros dos pasajes de la Biblia se menciona a Jefté y a otros hombres, como ejemplos de fidelidad de Dios con Israel y viceversa.

Reflexiones

Una vez más, se demuestra la consistencia de lo escrito en varios pasajes de diversos Capítulos del V.·. de la L.·. S.·., en este caso, el Libro de los Jueces, 1ª de Samuel 12:11 y en Hebreos 11: del 32 al 34, pero vinculados con las lecciones masónicas.
De lo expuesto, podemos concluir sobre este personaje bíblico que aún siendo de origen controversial, no fue óbice para convertirse en un eximio guerrero sino también en un destacado Juez israelí, a la luz de la inteligencia del Ser Supremo. Como todo humano que debe labrar su piedra bruta, cometió errores, que le sirvieron para confiar aún más en su misión con sus semejantes. A quienes brindó su generosidad e indulgencia, dio su capacidad marcial, así como su piedra pulida con su juicio y cordura postrera. Pero, en especial demostró ser un enviado de Dios, según pasajes bíblicos, para salvar a su pueblo de sus enemigos y, asimismo, demostró su fidelidad a Dios.
Para nosotros, es un ejemplo por contrapesar un origen difícil con los vaivenes del destino. Nuestro templo interior está al servicio de la hermandad. Con la entrega de nuestros asistencias forjamos un futuro halagüeño para sí y los seres queridos. La fraternidad nos da múltiples enseñanzas de constancia, de trabajo, de humildad, de moderación en general. La prudencia es compañera de la caridad. El desprendimiento hacia la sociedad se multiplica geométricamente con los dones recibidos, con la transformación espiritual otorgada por el G.·. A.·. D.·. U.·., y que la propia historia ha dictaminado como axiomática verdad.
La manera en que ejecutamos las actividades diarias es el reflejo de lo que ya habíamos pensado hacer. No sabemos con exactitud lo que vendrá, pero si tenemos el alma regocijada con filantropía, comunicamos a la sociedad nuestra mente en acción. Sólo somos capaces de recibir, lo que en su momento dimos. Los valores masónicos se sustentan en hechos, no sólo en deseos. Somos representantes de una institución antigua, leal, filantrópica, de sólidos principios morales, buscadora de la justicia, fraternidad y libertad.
Como miembros de esta prestigiosa fraternidad, buscamos también nuestro mejoramiento personal. Pero, así como mejoramos nuestro espíritu, también nos llenamos de humildad, tolerancia y caridad. No somos mejores porque somos superiores, sino porque nos elevamos para ser más eficientes en servir, en ayudar, en colaborar, en buscar la armonía antes que el conflicto, la sabiduría y cordura para ser útil con nuestros hermanos y con la sociedad en general.
Lo que el masón busca es la verdad, y para ello se esfuerza, trabaja, asiste a sus talleres, hace labor en sociedad. Su aumento de salario es consecuencia, no el objetivo. Es imposible terminar de aprender holísticamente hablando, seremos conocedores de lo asimilado pero tremendamente ignorante en lo que desconocemos, que por supuesto este último es infinitamente mayor. De allí que la modestia no es falta de capacidad, la humildad no es ausencia de seguridad. Más bien es sabiduría, es conocer dónde estamos y aceptamos nuestras humanas limitaciones, la contemplación refleja sapiencia en quien ha pasado necesidades y superado dificultades naturales. Convirtiéndose en una persona que sabe que es igual a su semejante en derechos fundamentales; pero si destaca, es por sus cualidades de interpretación de la realidad pues piensa, reflexiona y actúa con actitud y fe sincera. Construye desinteresadamente en el ámbito en que se desenvuelve, tanto en la cofradía como en su vida diaria personal.
Quien se esfuerza en no ser una carga, será colaborador para su sociedad. La solidaridad es el camino por donde el masón transita, por su buena voluntad, no por obligación. Cuán alejado estamos del egoísmo, de actitud hostil o negativa, improductiva. Cuánta sabiduría tiene la francmasonería que cobija en su seno cooperación benéfica y social. Cuanta más cooperación tenga una sociedad más beneficiados habrá, cuanto más nos esforcemos en colaborar, la colectividad y sus individuos progresarán, y lo mejor aún, en armonía, en paz, en concordia y en verdadera hermandad.
Eso es lo que buscamos: justicia moral, valores humanos que el G.·. A.·. D.·. U.·. lo ha propuesto y el masón operativo, antes, y especulativo, hoy, inteligentemente lo recogió.

No hay comentarios: