SUCHOR Y SEREDATH
Presentado por Q.·. H.·. Manuel Espinoza Cruz
Tacna 02 de Setiembre del 2010 E.·.V.·.
Tacna 02 de Setiembre del 2010 E.·.V.·.
Introducción
Los conocimientos de la francmasonería tienen raíces históricamente sagradas. El paso del tiempo ha ido borrando los vestigios humanos tangibles. Para los profanos, queda la investigación arqueológica, para confirmar las afirmaciones que la hermandad ha sustentado durante siglos. Y como tales afirmaciones tienen mucho que ver con el V.·. de la L.·. S.·., entonces la sabiduría y la verdad están descontadas.
Una de esas afirmaciones está vinculada con las ciudades hebreas Suchor y Seredath, desaparecidas hace ya muchos siglos, pero cuyos antecedentes están descritos en el V.·. de la L.·. S.·. y que la cofradía masónica ha tomado como referencia. Las características de estas ciudades y su papel desempeñado en la historia sagrada, ha sido sustentada mediante vestigios descubiertos por insignes investigadores, especialmente en el s. XX.
Sobre estas ciudades hebreas trataremos en el presente trabajo.
Suchor
Suchor o Sucot proviene del hebreo Sukkôth, "enramadas [chozas, cabañas; tiendas, tabernáculos]".
Estaba ubicada cerca de Jaboc, donde Jacob acampó por algún tiempo cuando regresó de Padan-aram a Canaán. Recibió ese nombre por las cabañas que levantó el patriarca para guardar su ganado. Cuando los israelitas invadieron Canaán, Sucot había crecido y había llegado a ser una ciudad que pertenecía al territorio de Sihón, rey de Hesbón. Después de la conquista se la asignó a la tribu de Gad. La ciudad fue severamente castigada por Gedeón por no prestarle ayuda en su lucha contra los madianitas. Estaba cerca de Seredath o Saretán, en el valle del Jordán, en cuyos alrededores se encontraban los hornos de fundición donde Salomón hizo fabricar diversos implementos para su uso en el templo. Esta ciudad aparece mencionada en el relieve que describe la victoria del faraón Sisac como una de las tomadas durante su campaña por Palestina. Se la ha identificado con Tell Deir {Alla, a 12 km al nornoreste de la conjunción del Jaboc con el río Jordán. Asimismo, H. J. Franken, el director de las excavaciones de Deir {Alla, al igual que F. M. Abel, también identifica a Sucot con Tell el-Ahtsas, ubicado a 2,5 km al oeste de Deir {Alla.
Las excavaciones de Deir {Alla estuvieron a cargo de una expedición holandesa, bajo la dirección de H. J. Franken, desde 1960 hasta 1967, y de nuevo desde 1977. Pusieron de manifiesto que, en los tiempos prehistóricos (el período calcolítico o Edad del Cobre, fase intermedia entre la Edad Moderna de la Piedra o neolítico y la Edad del Bronce) existió una aldea en ese montículo. Durante la Edad Tardía del Bronce (1600-1200 a.C.) había en el lugar una ciudad sin murallas con un santuario. En ese edificio se encontraron varios objetos destinados al culto y 11 tablillas de arcilla, de las cuales 3 están escritas en un alfabeto que, según eruditos, se trata del idioma de los filisteos. Después que la ciudad de la Edad Tardía del Bronce fue destruida, por un terremoto en el s. XII a.C., sus ruinas fueron usadas sólo por trabajadores metalúrgicos itinerantes en las primeras etapas de la Edad del Hierro. Pero en el s. VIII a.C., según el excavador, unos colonos arameos levantaron en ese lugar una ciudad amurallada. De las ruinas de esa ciudad proceden algunos fragmentos escritos en estuco, que contienen las maldiciones que pronunció el bíblico profeta Balaam.
Según un pasaje del V.·. de la L.·. S.·. Hiram Abiff hizo calderos, palas y tazones. Hiram acabó la obra que hacía al rey Salomón para la casa de Dios, comprendiendo dos columnas, cordones, capiteles sobre las cabezas de las dos columnas y dos redes para cubrir las dos esferas de los capiteles que estaban encima de las columnas. También hizo cuatrocientas granadas en las dos redes, dos hileras de granadas en cada red, para que cubriesen esas dos esferas de los capiteles que, como se mencionó, estaban encima de las columnas. Igualmente hizo las basas o pedestales, sobre los cuales colocó fuentes, un mar y doce bueyes debajo de él, así como calderos, palas, y garfios de bronce muy fino. Finalmente hizo todos los enseres al rey Salomón para la casa de Jehová. Y los fundió el rey en los llanos del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Seredata.
Seredath
Seredath o Seredeta proviene del hebreo Tserêdâthâh, "agujereado" o "picado".
Estaba ubicada en el valle del Jordán donde se trabajaban los metales en tiempos de Salomón para su posterior uso en el templo. También se le denominó Saretán.
Según otro pasaje del V.·. de la L.·. S.·., coincidentemente se reitera que, Hiram hizo fuentes, tenazas y cuencos (tazones). Así terminó toda la obra que dispuso Salomón para la casa de Jehová, con dos columnas, con capiteles redondos que estaban en lo alto de las dos columnas y dos redes que cubrían los dos capiteles redondos que estaban sobre la cabeza de esas columnas; también cuatrocientas granadas para las dos redes, dos hileras de granadas en cada red, para cubrir los dos capiteles redondos que estaban sobre las cabezas de las columnas. También hizo diez basas y diez fuentes sobre las basas; un mar, con doce bueyes debajo del mar; y calderos, paletas, cuencos y todos los utensilios que Hiram hizo al rey Salomón, para la casa de Jehová, de bronce bruñido. Todo lo mandó fundir el rey en la llanura del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Seredath o Saretán.
Saretán, proviene del hebreo Tsârethân. Como se mencionó estaba ubicada en el valle del río Jordán, en la margen oriental de dicha corriente, cerca de Adam.
El rey Salomón instaló allí sus hornos de fundición aprovechando la tierra arcillosa del lugar. A este sitio se le da el nombre de Seredata, Saretán o Zerera. Estaba en el norte, cerca de Bet-seán, al sur de Jezreel. N. Glueck identifica que es la actual Tell es-Sa{§d§yeh, ubicada a 1,6 km al este del Jordán y al oeste de Jerás. Las excavaciones llevadas a cabo en Tell es-Sa{§d§yeh, bajo la dirección de J.B. Pritchard desde 1964 hasta 1967, permitieron descubrir en el nivel inferior del montículo un cementerio con tumbas provistas de ricos ornamentos funerarios provenientes de los ss XIII-XI a.C., y en el nivel inmediatamente superior un barrio residencial de los ss IX-VII a.C., además de restos de épocas posteriores.
Reflexiones Finales
No deja de sorprender la consistencia de lo escrito en varios pasajes de diversos Capítulos del V.·. de la L.·. S.·., en este caso 1ª. de Reyes 7:46 y 2ª. de Crónicas 4:17. Lo cual está fundamentado con excavaciones arqueológicas recientes, y sustentado con explicaciones histórico geográficas. Su importancia radica en lo enseñado por nuestra fraternidad, en los temas de la fundición de las dos columnas emblemáticas “B” y “J” y en la construcción del Temp:. del R:. S:. Las cuales están simbolizadas en nuestras logias actuales francmasones.
Esta situación ratifica la veracidad de las tenidas de instrucción recibidas por nuestros 1° y 2° VVig:. Esta verdad es un paso más para la comprensión de los significados alegóricos que mediante la simbología masónica se manifiestan en los Talleres.
Cuanto más se estudia sobre la fraternidad, el convencimiento de estar en la luz, luego de haber vivido en tinieblas, nos confirma que los cimientos de la hermandad siempre han estado acertados y sólidamente edificados. Si los francmasones predican la moral, los conocimientos verdaderos y éticos estarán en buenas manos, pues reposan en la verdad.
Es un honor pertenecer a esta honorable sociedad iniciática, pero es mayor la responsabilidad el mantener sus principios morales, de vida, especialmente plasmadas en las virtudes que propugna, enmarcadas en la solidaridad, prudencia, razonabilidad y filantropía.
Los conocimientos de la francmasonería tienen raíces históricamente sagradas. El paso del tiempo ha ido borrando los vestigios humanos tangibles. Para los profanos, queda la investigación arqueológica, para confirmar las afirmaciones que la hermandad ha sustentado durante siglos. Y como tales afirmaciones tienen mucho que ver con el V.·. de la L.·. S.·., entonces la sabiduría y la verdad están descontadas.
Una de esas afirmaciones está vinculada con las ciudades hebreas Suchor y Seredath, desaparecidas hace ya muchos siglos, pero cuyos antecedentes están descritos en el V.·. de la L.·. S.·. y que la cofradía masónica ha tomado como referencia. Las características de estas ciudades y su papel desempeñado en la historia sagrada, ha sido sustentada mediante vestigios descubiertos por insignes investigadores, especialmente en el s. XX.
Sobre estas ciudades hebreas trataremos en el presente trabajo.
Suchor
Suchor o Sucot proviene del hebreo Sukkôth, "enramadas [chozas, cabañas; tiendas, tabernáculos]".
Estaba ubicada cerca de Jaboc, donde Jacob acampó por algún tiempo cuando regresó de Padan-aram a Canaán. Recibió ese nombre por las cabañas que levantó el patriarca para guardar su ganado. Cuando los israelitas invadieron Canaán, Sucot había crecido y había llegado a ser una ciudad que pertenecía al territorio de Sihón, rey de Hesbón. Después de la conquista se la asignó a la tribu de Gad. La ciudad fue severamente castigada por Gedeón por no prestarle ayuda en su lucha contra los madianitas. Estaba cerca de Seredath o Saretán, en el valle del Jordán, en cuyos alrededores se encontraban los hornos de fundición donde Salomón hizo fabricar diversos implementos para su uso en el templo. Esta ciudad aparece mencionada en el relieve que describe la victoria del faraón Sisac como una de las tomadas durante su campaña por Palestina. Se la ha identificado con Tell Deir {Alla, a 12 km al nornoreste de la conjunción del Jaboc con el río Jordán. Asimismo, H. J. Franken, el director de las excavaciones de Deir {Alla, al igual que F. M. Abel, también identifica a Sucot con Tell el-Ahtsas, ubicado a 2,5 km al oeste de Deir {Alla.
Las excavaciones de Deir {Alla estuvieron a cargo de una expedición holandesa, bajo la dirección de H. J. Franken, desde 1960 hasta 1967, y de nuevo desde 1977. Pusieron de manifiesto que, en los tiempos prehistóricos (el período calcolítico o Edad del Cobre, fase intermedia entre la Edad Moderna de la Piedra o neolítico y la Edad del Bronce) existió una aldea en ese montículo. Durante la Edad Tardía del Bronce (1600-1200 a.C.) había en el lugar una ciudad sin murallas con un santuario. En ese edificio se encontraron varios objetos destinados al culto y 11 tablillas de arcilla, de las cuales 3 están escritas en un alfabeto que, según eruditos, se trata del idioma de los filisteos. Después que la ciudad de la Edad Tardía del Bronce fue destruida, por un terremoto en el s. XII a.C., sus ruinas fueron usadas sólo por trabajadores metalúrgicos itinerantes en las primeras etapas de la Edad del Hierro. Pero en el s. VIII a.C., según el excavador, unos colonos arameos levantaron en ese lugar una ciudad amurallada. De las ruinas de esa ciudad proceden algunos fragmentos escritos en estuco, que contienen las maldiciones que pronunció el bíblico profeta Balaam.
Según un pasaje del V.·. de la L.·. S.·. Hiram Abiff hizo calderos, palas y tazones. Hiram acabó la obra que hacía al rey Salomón para la casa de Dios, comprendiendo dos columnas, cordones, capiteles sobre las cabezas de las dos columnas y dos redes para cubrir las dos esferas de los capiteles que estaban encima de las columnas. También hizo cuatrocientas granadas en las dos redes, dos hileras de granadas en cada red, para que cubriesen esas dos esferas de los capiteles que, como se mencionó, estaban encima de las columnas. Igualmente hizo las basas o pedestales, sobre los cuales colocó fuentes, un mar y doce bueyes debajo de él, así como calderos, palas, y garfios de bronce muy fino. Finalmente hizo todos los enseres al rey Salomón para la casa de Jehová. Y los fundió el rey en los llanos del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Seredata.
Seredath
Seredath o Seredeta proviene del hebreo Tserêdâthâh, "agujereado" o "picado".
Estaba ubicada en el valle del Jordán donde se trabajaban los metales en tiempos de Salomón para su posterior uso en el templo. También se le denominó Saretán.
Según otro pasaje del V.·. de la L.·. S.·., coincidentemente se reitera que, Hiram hizo fuentes, tenazas y cuencos (tazones). Así terminó toda la obra que dispuso Salomón para la casa de Jehová, con dos columnas, con capiteles redondos que estaban en lo alto de las dos columnas y dos redes que cubrían los dos capiteles redondos que estaban sobre la cabeza de esas columnas; también cuatrocientas granadas para las dos redes, dos hileras de granadas en cada red, para cubrir los dos capiteles redondos que estaban sobre las cabezas de las columnas. También hizo diez basas y diez fuentes sobre las basas; un mar, con doce bueyes debajo del mar; y calderos, paletas, cuencos y todos los utensilios que Hiram hizo al rey Salomón, para la casa de Jehová, de bronce bruñido. Todo lo mandó fundir el rey en la llanura del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Seredath o Saretán.
Saretán, proviene del hebreo Tsârethân. Como se mencionó estaba ubicada en el valle del río Jordán, en la margen oriental de dicha corriente, cerca de Adam.
El rey Salomón instaló allí sus hornos de fundición aprovechando la tierra arcillosa del lugar. A este sitio se le da el nombre de Seredata, Saretán o Zerera. Estaba en el norte, cerca de Bet-seán, al sur de Jezreel. N. Glueck identifica que es la actual Tell es-Sa{§d§yeh, ubicada a 1,6 km al este del Jordán y al oeste de Jerás. Las excavaciones llevadas a cabo en Tell es-Sa{§d§yeh, bajo la dirección de J.B. Pritchard desde 1964 hasta 1967, permitieron descubrir en el nivel inferior del montículo un cementerio con tumbas provistas de ricos ornamentos funerarios provenientes de los ss XIII-XI a.C., y en el nivel inmediatamente superior un barrio residencial de los ss IX-VII a.C., además de restos de épocas posteriores.
Reflexiones Finales
No deja de sorprender la consistencia de lo escrito en varios pasajes de diversos Capítulos del V.·. de la L.·. S.·., en este caso 1ª. de Reyes 7:46 y 2ª. de Crónicas 4:17. Lo cual está fundamentado con excavaciones arqueológicas recientes, y sustentado con explicaciones histórico geográficas. Su importancia radica en lo enseñado por nuestra fraternidad, en los temas de la fundición de las dos columnas emblemáticas “B” y “J” y en la construcción del Temp:. del R:. S:. Las cuales están simbolizadas en nuestras logias actuales francmasones.
Esta situación ratifica la veracidad de las tenidas de instrucción recibidas por nuestros 1° y 2° VVig:. Esta verdad es un paso más para la comprensión de los significados alegóricos que mediante la simbología masónica se manifiestan en los Talleres.
Cuanto más se estudia sobre la fraternidad, el convencimiento de estar en la luz, luego de haber vivido en tinieblas, nos confirma que los cimientos de la hermandad siempre han estado acertados y sólidamente edificados. Si los francmasones predican la moral, los conocimientos verdaderos y éticos estarán en buenas manos, pues reposan en la verdad.
Es un honor pertenecer a esta honorable sociedad iniciática, pero es mayor la responsabilidad el mantener sus principios morales, de vida, especialmente plasmadas en las virtudes que propugna, enmarcadas en la solidaridad, prudencia, razonabilidad y filantropía.

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